Cambios bruscos de temperatura: Agudizan problemas respiratorios
Con los cambios bruscos de temperatura de estos días, los problemas respiratorios se vuelven más comunes. Se estima que seis de cada diez pacientes que consultan a este servicio, lo hacen por problemas de tipo respiratorio.
Los cambios drásticos de temperatura hacen que los mecanismos de defensa del cuerpo caigan y las enfermedades se activen, porque las bacterias y virus, asociados a las vías respiratorias, se mueven en ambientes fríos y húmedos.
Se recomienda ingerir alimentos ricos en vitamina C, evitar lugares de mucha aglomeración de personas, estar bien abrigado y evitar salir cuando sabemos que hay cambios drásticos de clima. Si va a salir, protéjase.
El número de enfermedades que se hacen frecuentes en invierno es bastante amplio. Sin embargo, las más habituales son: el resfrío, la gripe o influenza, la faringitis, la bronquitis y la neumonía.
- Resfriado común Entre los síntomas clave del catarro se encuentran la congestión de nariz, las molestias en la faringe, los estornudos, los mocos y la irritación ocular. En ocasiones, también puede aparecer fiebre, pero de forma más leve que en la gripe.
- Gripe, originada por el virus de la influenza. Esta infección vírica es la más común de otoño-invierno, por lo que se recomienda vacunar a las personas más vulnerables como medida preventiva. La gripe causa síntomas muy parecidos a los del resfriado y la Covid-19, como mocos y tos.
- Covid-19, desarrollada por el coronavirus SARS-CoV-2. Se manifiesta a través de síntomas muy variados, que pueden dificultar su diagnóstico, como fiebre, tos, mucosidad, dolor de garganta, dolor muscular, pérdida del olfato y el gusto y diarrea, entre otros.
- Bronquiolitis, debido al Virus Respiratorio Sincitial o VRS. Esta infección vírica produce una inflamación en las vías respiratorias inferiores y cursa con más gravedad en los menores de un año. En concreto, se identifica por su característica tos y los problemas respiratorios que ocasiona debido a la segregación de moco
- Laringitis. También es una de las infecciones respiratorias habituales en los meses de invierno, e incluso sus síntomas, como la tos seca, los problemas respiratorios y los ruidos al respirar, pueden ser similares a los de la bronquiolitis. Sin embargo, se diferencia en que afecta a la laringe, es decir, a las vías respiratorias altas, causando ahí su inflamación.
- Bronquitis. Es una infección respiratoria generalmente de origen vírico, que causa problemas respiratorios, fiebre y broncoespasmo debido al estrechamiento de los bronquios. También se caracteriza por provocar tos bronquial, que se diferencia de la tos faríngea del catarro.
- Amigdalitis de origen vírico o bacteriano. Se trata de una infección de la garganta que puede producirse de manera repetida, llegando a recomendarse la extracción de las amígdalas en ciertos casos. La amigdalitis causa pus en las amígdalas y fiebre, entre otros síntomas. Dependiendo de su origen, se puede prescribir el uso de antibióticos.
- Neumonía. Esta infección del pulmón puede ser de origen bacteriano, vírico o fúngico, y provoca la acumulación de líquido y otras secreciones en el alveolo. Es importante poner especial precaución en las personas más vulnerables, como niños o personas con EPOC, la enfermedad obstructiva pulmonar.
Medidas para prevenir las infecciones respiratorias
- En la calle, abrígate bien. Eso sí, en el interior, no hace falta que te mantengas tan abrigado, puesto que esto podría hacerte sudar.
- No acudas con recién nacidos a lugares con grandes aglomeraciones, como centros comerciales, para prevenir contagios.
- Evita fumar cerca de los niños, así como exponerlos al humo del tabaco, ya que esto es muy perjudicial para ellos.
- Mantén una correcta higiene de manos usando agua y jabón o gel hidroalcohólico.
- Incorpora alimentos que contienen vitaminas A y C para ayudar a fortalecer el sistema inmunológico. Estas vitaminas puedes ingerirlas a través de frutas, como naranjas, limones, limas y mandarinas, y de verduras de hoja verde oscura.
- Recuerda ventilar las habitaciones cada día para que el aire se renueve.
Bebe suficiente agua y líquidos. Así las fosas nasales no se resecarán.